Blog Post

Cerrando el 2020

Marta Colom Sienes • ene 01, 2021
Hoy nos despedimos este año 2020, un año que no pasará inadvertido y que ha traído mucho movimiento y agitación a nivel colectivo.

Habitualmente al acabar el año y hacer balance, pensamos en términos de si ha sido un año bueno, un año malo, un año para olvidar, un año fabuloso, o algún otro calificativo que no habla de nosotros, si no “del año”. 

Este año en concreto, con la situación producida por el Covid19 que estamos viviendo, me doy cuenta de las ganas que hay que acabe este periodo, escucho frases como ”que el 2020 se vaya y no vuelva” “que le den a este maldito año”. 

Mostramos nuestro malestar que sentimos con las cosas que nos han pasado mediante descalificativos que le hacemos a este año 2020 juzgándolo como malo, igual que cuando un niño se da un golpe contra la pata de una mesa y le decimos a la pata “mala, mala, eres una pata mala”. De esta manera nos quedamos en el juicio dirigido hacia afuera sin poder acceder a nuestra experiencia íntima y sacarle el jugo de sabiduría que esconde.

Te propongo antes de terminar el año que puedas darte un momento para reflexionar sobre lo que ha sido valioso para ti en este año, qué es lo que celebras de este año, qué necesidades si han estado satisfechas. Por otro lado, qué es lo que te ha generado dolor, frustración, tristeza… qué necesidades no se han visto satisfechas durante este año.  

Desde la Comunicación No Violenta, hablamos de hacer duelos y celebraciones. Esto es, poder darnos cuenta de en qué medida nuestras necesidades se han visto atendidas y satisfechas y en qué medida esto no ha sucedido. Necesitamos celebrar y hacer duelos para avanzar, para colocar los sucesos en un lugar saludable, para tomar conciencia de nuestros procesos y responsabilizarnos de lo que sí está en nuestras manos.

Me lanzo yo como ejemplo:

Este año me ha traído uno de los cambios más potentes en mi vida, soltar la casa familiar donde había vivido hasta ahora y cambiar la vida de una cuidad como Zaragoza, a una en una pequeña aldea en la isla de La Palma, en Canarias, sólo una semana antes del confinamiento por el Covid.

Mis necesidades de calma, espacio, comodidad se han visto satisfechas con este cambio, también de comunión y sentido, al poder cultivar un huerto en casa y vivir en un lugar más cercano a la naturaleza. He podido conocer nuevas personas que me han acogido en este nuevo lugar, mis necesidades de afecto y cercanía han estado muy satisfechas. He trabajado ofreciendo acompañamiento emocional a personas de aquí de la isla, también sesiones online, y los grupos de comunicación consciente me han dado momentos llenos de conexión, sentido, auto expresión y crecimiento. Celebro haber podido tener todas estas necesidades colmadas en muchos momentos del año.  

Al mismo tiempo, he sentido en muchos otros momentos intranquilidad, impotencia, inseguridad… Mi abuelo estuvo malito, hasta que finalmente falleció en agosto, y fueron meses de sentir el dolor por el proceso que estaba viviendo, la inseguridad de no saber si podría viajar, la vulnerabilidad al estar lejos de la familia. Cuando escuchaba a personas cercanas, familiares, contarme cómo estaban viviendo el confinamiento, las situaciones que estaban viviendo, la soledad de las personas mayores, sentía agobio, preocupación, dolor miedo.   

Mis necesidades de pertenencia, de cuidado, cooperación, libertad, conexión me estaban expresando que había algo importante para mi en este proceso. 
Con todo esto hago mi propia fiesta en la que celebro y hago duelo por todo lo ocurrido. La vida nos plantea todo el tiempo esta danza, entre duelos y celebraciones, es así nuestro paso por esta tierra. 
Podemos vivir con mucha más liviandad, presencia y compasión si en lugar de culpar al año 2020 o al virus de todo lo malo que nos ha pasado, somos conscientes de las necesidades.
Desde la comunicación compasiva y no violenta, las necesidades son la fuerza que nos mueve, el motor que impulsa nuestro crecimiento y desarrollo en la vida. Aprender de ellas y con ellas nos ofrece mucha más información, conexión con nosotrxs y poder.

Eso es lo que nos deseo para este año que entra en unas horas, 

Que habitemos el poder que tenemos como humanidad para enriquecer la vida, 
Que en este año que comienza el corazón llene nuestras manos, miradas, palabras. 
Que más allá de lo que ocurra afuera, podamos vivirlo desde el amor que somos
Que no se nos olvide que debajo de todos los mecanismos de supervivencia que hemos aprendido, para vivir en este mundo a veces hostil, late un corazón sin condiciones. 
Que recordemos que ese mismo corazón es el que late dentro del resto de seres humanos que habitamos el planeta.

"Quien dijo que todo está perdido,
Yo vengo a ofrecer mi corazón"

Me encantaría leeros en comentarios! ¿Qué celebras de este año, de qué haces duelo?

Os leo y os abrazo con todo mi amor.

Share by: